domingo, 19 de abril de 2020

insomnio?

De pronto y de la nada, me levanté en la madrugada. Como cosa natural, a oscuras extendí mi mano sobre el velador y sin ningún esfuerzo tomé mi teléfono. De inmediato encendí la cámara y encuadré la esquina de mi habitación junto al armario... y ahí, dónde no había nada, la pantalla de mi celular mostraba un hombre de espaldas y agachado contra la esquina. Ropas tan viejas y rotas, que permitían ver su piel... y él, tan flaco  que su piel casi mostraba sus costillas.

Pero... ¿por qué encendí mi celular para ver esto?.

No he acabado de formularme la pregunta y el hombre ha volteado. Está viejo y sus ojos están tan hundidos en su rostro, que casi parecen oscuridad total. La barba es abundante y....

De pronto y de la nada me levanto en la madrugada. Tomo el teléfono del velador sin mucho esfuerzo en la oscuridad... enciendo la cámara para confirmar que el hombre sigue en la esquina. El hombre voltea y....

De pronto y de la nada me despierto en la madrugada. Mi celular vibra con insistencia. Me esfuerzo por voltearme al velador... con torpeza busco mi teléfono, casi lo he tirado al suelo.

Una llamada entrante de un número desconocido. ¿Quién a esta ho...
Mi somnolencia no me permite operar correctamente el celular, mientras me acomodo entre mis almohadas intento presionar el botón de contestar, pero en lugar de eso, deslizo la pantalla y enciendo la cámara del celular... Para descubrir al hombre agachado en el rincón.

El celular ha dejado de vibrar y me quedo mirando al sujeto en la pantalla sin parpadear, el sueño se me ha quitado y trato de despegar la vista lentamente del teléfono... debo confirmar que en la esquina no existe nada.

En un horrible grito que me aturde, el hombre salta velozmente sobre mi abriendo sus fauces mientras sus dientes, todos ellos, crecen gigantes y puntiagudos.

De pronto y de la nada abro los ojos en la oscuridad de mi habitación. Mi pecho me aprieta, la respiración se me corta... por voluntad propia, no quiero llamar la atención de nada... o nadie.

Han pasado varios segundos y no escucho nada más que mi respiración. Y si me quedo lo suficientemente quieto, hasta parece que escucho mi sangre por las venas de mis oídos.

Ahora me río en mi cabeza... me divierte mi propio pánico. Pero más me divierte que el morbo y la curiosidad son más grandes y más fuertes que mi miedo.

De pronto y de la nada... En la oscuridad de mi habitación, extiendo mi mano hacia mi teléfono sobre el velador... solo quiero saber que hora es, solo quiero saber que horas es... solo quiero saber que hora es...