domingo, 21 de febrero de 2021

just saying

Y cuando pregunten en tu vida: ¿porke te ves tan hermosa?.
Respóndeles que solo es una pequeña porción de tu belleza mental que se escapa por los poros ^^

jueves, 28 de enero de 2021

oye...

 tengo algo que contarte...
y es algo que asumo que hace meses dedujiste. Me gustas un montón xD

Si, se que debí dar un preámbulo, probablemente romántico o lindo...
pero... soy yo.
Y tu eres tu... con esa mirada calculadamente calculadora, seguro calculaste que en algún momento lo diría, aunque evitaras por todos los medios que lo dijera :v

No se si esto cuente como un poema
o simplemente una carta dramáticamente innecesaria... pero cuando salí contigo pensé llevarme una decepción... esperaba resultases una tonta linda. No me malinterpretes, solo buscaba excusas para dejar de idealizarte.
Pero decepcionadas mis expectativas, al descubrir que eres más de lo que un mortal común merece.
Porque admito que fui con intenciones de medirte, pero resulté medido y desconozco si doy la talla.

Pero me alegro que existas ^^
Att: corredor_!!!

jueves, 7 de enero de 2021

Recuerdos de un pasado... que nadie espera que vuelva.

 No se quién ni porqué...

Pero seguro en mi infancia alguien me lastimó
y lo hizo tan fuerte y con tanto placer...
Que todo lo que dejó en mi es odio... un satisfactorio odio hacia todo.
Exagerado me dirás... Y puede que tengas razón.

Ya antes he exagerado con todo... y seguro soy inconsciente de mi exageración en este caso.
Sin embargo llevo en mi, el recuerdo...
El recuerdo de un estremecedor placer al lastimar a otros...
El recuerdo de mi piel erizándose satisfactoriamente después de destruir algo "hermoso".
 

El recuerdo de esa sonrisita que se me escapaba al saberme triunfador en mis azañas destructivas.
Y lo recuerdo porque abracé ese sentimiento por un inocentemente incalculable tiempo.
Porque hoy a veces miro al espejo y siento que el reflejo esconde la sonrisa.
Porque con frecuencia me estoy disculpando por haber disfrutado del dolor ageno.

Lo hice hasta que no se cómo ni cuando, aprendí la empatía...
Descubrí el carma, las consecuencias y la que desde entonces ha sido mi compañera:
La culpa.

Su sensación no me abandona, aunque a veces presiento que me he vuelto un adicto.
Un frenético devoto de su agudo dolor después de cometer una estupidez.
A veces siento que me he fascinado tanto con sus estragos...
Que hago lo necesario para tener su atención...

Y ya no es divertido...
Amaba destruirlo todo, absolutamente todo...
Anhelaba una tubería de fierro, oxidada... y tan poderoso que me permitiera reducir a átomos todo lo que golpeara con fuerza...
En mi cabeza la imaginación trabajaba horas extra,
construyendo la imagen perfecta de la destrucción, para luego destruirse a sí misma...

Deseé con tantas fuerzas el poder para acabar con todos y todo,
hasta que de la satisfacción y culpa me pueda destruir a mi mismo.
Y así acabar con todo...

Y no porque quiera salvar al planeta de la humanidad
O porque considere que el universo necesita un reinicio
Porque así como la vida no tiene sentido para mi...
La destrucción tampoco merece una explicación.
Porque así como algunos disfrutan de la vida y la creación...
Yo disfrutaba... y me contengo de volver a disfrutar de la muerte y la destrucción.

Pero Jaime... Eso es antinatural.
Por favor, permíteme mandarte a la verga
Y fantasear con despellejarte desde las uñas
Por favor... pregúntame cómo procedería.

En cambio un día creí
Un día disfruté de la tranquilidad...
porque también es buena y satisfactoria.
Pero me provoca la horrible sensación somnolienta de no hacer nada... y me disgusta.

Debo suponer que es así como funciona el universo...
Cuando existe demasiado caos, basta un poquito de calma para contener la destrucción.

Espero no malinterpreten mis intenciones, no los odio...
Y tampoco me contengo porque los ame...
Es solo que un día, la falta de respuesta ante la pregunta "¿Por qué?
Detuvo toda acción positiva o negativa...
Y si les parece medianamente aceptable mi existencia tal y como es ahora,
Recen a sus dioses para que no encuentre una respuesta satisfactoria.

Ahora... estos párrafos nacen porque contuve no con la suficiente eficiencia, un acto no solo impertinente, sino peligrosamente destructivo. Y si vuelve a suceder, mi desceso es imperativo y obligatorio. Algo que agradecerá cada partícula de su existencia.

martes, 8 de diciembre de 2020

Aburrido de repetir?

Una mañana más. Me había levantado como de costumbre... tarde.

A pesar de no tener la obligación de ir a la oficina, vestirme, ni arreglarme; había perdido toda la puntualidad de la que me jactaba. El ruido de la ducha, cuando mi hermano y su esposa entraban a bañarse, era lo que me anunciaba que ya era hora de levantarse, pero consideraba que podría dormir 5 minutos más... de mas, y luego arrastrar mis vagos pies fuera de la cama.

La monotonía se había apoderado de nosotros; Ellos se levantaban primero, se adueñaban de la ducha y preparaban el desayuno. Yo hacía el ademán de hacer algo de ejercicio mientras tanto, y para cuando me había duchado y me sentaba al mesón, ellos ya estaban trabajando.

Junto con sus computadores se han acomodado en la mesa del comedor, de tal manera que  solo veo la espalda de mi hermano y ligeramente la cabeza de su esposa. Para ellos, casi soy un mueble que come, lava platos y se encierra a ser un mueble en la habitación. La mayor parte del día teletrabajo, veo videos, compongo algo, dibujo, escribo, juego, veo porno, etc... la cosa es que evito salir de mi habitación, excepto para comer o usar el baño.

Llevamos tanto encerrados repitiendo esta rutina, que creo que no molesta a nadie. Pero siento que vivo con extraños. Y la verdad creo que lo son, digo... No escuchan música mientras trabajan?, se repiten la misma serie una y otra vez?, y nunca tengo nada de que hablar con ellos en las comidas... (bueno eso último creo que es más mi culpa por estudiar carreras "artísticas" en una familia de petroleros). En resumen todo iba bien. ¿Hasta que la nación del fuego atacó?

Ya llevaba varias semanas con insomnio, o pesadillas que me despertaban en las madrugadas. No, no a las 3am como sería la costumbre de lo paranormal. Creí que me volvería inmune al encanto de dichas pesadillas, pero cada vez me despertaban con mas molestia, en lugar de temor. Parecía que mi cerebro se esforzaba por volverlas cada vez más y más reales, como si me quisiera aplicar coherencia en lo absurdo para generar "realismo".

Siento que mi mente me sabotea y que no hago nada al respecto. Es más sencillo dejarme llevar de la repetición y la "nueva cotidianidad", antes que aceptar que: Puede que el estrés del encierro me esté afectando. O la humedad de las paredes?. Leí que el moho puede producir demencia. Pero que se yo de ciencia, si esa información la saqué del internet. Estoy harto de tratar de interpretar lo que mi mente me trata de decir. ¿Qué le cuesta traducir todo lo subconsciente al consciente?, me cuestiono al terminar mi enésimo y rutinario día en pandemia, y tirarme a dormir... si a eso se le puede llamar dormir.

 

La mañana siguiente se siente igual, o tal vez no. Había algo distinto... sentía algo diferente mientras me duchaba, una sensación familiar. El temblor tan común de mi mano izquierda, se había salido de control y como era de esperarse de mi, fingí que no pasaba nada, mientra me agarraba con la otra mano para que detener el temblor.

Al salir de la ducha en toalla, volteé la mirada hacia el comedor. Mi hermano y cuñada trabajaban como siempre, solo que en el mesón no estaba servido el desayuno. Volví en dirección a hi habitación, y los ignoré, puesto que ha pasado antes, que solo se levantan y no desayunan. Pero al dar el paso que me permite entrar al cuarto, esa sensación vuelve a mi con tal fuerza, que me detiene en seco.

Ambas manos temblaban, mis pies se paralizan... Ya recuerdo esta sensación. La recuerdo de cuando era niño y me quedaba solo en casa, de cuando mis primos me hacían bromas, fingiendo que eran ladrones intentando entrar, o cuando por mi acrofobia me petrificaba en el borde de un balcón muy elevado. Pero no estoy al borde de un balcón, no hay ladrones en la casa... en su lugar tengo la certeza, la seguridad... de no saber cómo llegué a la ducha, de no recordar en qué momento me levanté. No recuerdo el molesto ruido de la tubería cuando mi hermano y mi cuñada se bañaban, no recuerdo haber arrastrado los pies con pereza fuera de mi cama, y no recuerdo haberme duchado sin música hace años.

No se exáctamente qué, me lleva a suponer que no debo volver a mi habitación. Tal vez el hecho de que mis piernas me advierten que si doy un paso más, me desplomaré. Así que sin avanzar y por mi maldito morbo, abro la puerta de mi cuarto para verificar de qué se trata este pavor sin sentido. 

Mi mano ha pasado de temblar sin control, a tener ligeros "tics", a medida que la puerta se abre lentamente.

 

 

No recuerdo cuándo fue la última vez que me aguanté las ganas de llorar, por el terror a lo desconocido... porque siempre pasaba de la desesperación a la ira. Pero la poca musculatura que tengo en mi delgado cuerpo, parecía no querer sostenerme más, los huesos de mis piernas parecían querer arrancarse, correr y abandonar lo que queda de mi cuerpo atrás. Todo al mismo tiempo, todo al descubrir que en la silla frente a mi escritorio, estaba sentado yo.

La misma ropa, la misma piel, los mismos tatuajes. Estoy seguro que era yo... una versión que parecía no tener un propósito el día de hoy, pues solo estaba sentado en dirección a ningún lado. ¿Debía preguntarme si era la falta de un rosotro lo que le llevaba a no entender cómo existir?. O debía obligarme a actuar, llorar, correr, gritar o algo más productivo que observar estático a ese ser.

Y nada hubiera sido posible, de no ser por el agudo grito de mi cuñada, que me sacó de mi estado catatónico, obedeciendo al tan olvidado instinto de supervivencia, que me obligó a correr al comedor. Mi hermano, con toalla en mano se había parado frente a su aterrada esposa para protegerla.  Ambos parecían recien levantados... Pero en sus lugares de trabajo, estaban... ellos, sus versiones sin rostro, estáticos, como maniquies que fingían respirar.

Sin pensarlo dos veces salí corriendo de la casa mientras mi hermano y cuñada me secundaban en la huída. Podía escucharlos respirar agitadamente detrás de mi por la prisa, podía escuchar sus torpes pasos en pantuflas y chancletas, podía... hasta que solo dejé de escucharlos. Cosa que me obligó a convertir mi carrera en trote y terminar detenerme lentamente.

Todo ya era demasiado raro, como para sentir que el viento se había cesado también. Y sabía que debía voltear, no por imprudencia o curiosidad, sino porque me había rendido, en tratar de explicar lo que estaba sucediendo.

Está de mas relatar que ellos no estaban, que no había nadie en el patio junto a mi, y seguramente no había nadie en muchos kilómetros a la redonda, que no había ruido de los pájaros, que no se escuchaba ningún auto, camión o maquinaria a la distancia. Debería arrodillarme y rogar por una respuesta coherente a algún dios... pero en su lugar, miré al horizonte, para percatarme de las luces, cientos de luces que se extendían a lo largo de todo el cielo.


corredor_!!!

domingo, 19 de abril de 2020

insomnio?

De pronto y de la nada, me levanté en la madrugada. Como cosa natural, a oscuras extendí mi mano sobre el velador y sin ningún esfuerzo tomé mi teléfono. De inmediato encendí la cámara y encuadré la esquina de mi habitación junto al armario... y ahí, dónde no había nada, la pantalla de mi celular mostraba un hombre de espaldas y agachado contra la esquina. Ropas tan viejas y rotas, que permitían ver su piel... y él, tan flaco  que su piel casi mostraba sus costillas.

Pero... ¿por qué encendí mi celular para ver esto?.

No he acabado de formularme la pregunta y el hombre ha volteado. Está viejo y sus ojos están tan hundidos en su rostro, que casi parecen oscuridad total. La barba es abundante y....

De pronto y de la nada me levanto en la madrugada. Tomo el teléfono del velador sin mucho esfuerzo en la oscuridad... enciendo la cámara para confirmar que el hombre sigue en la esquina. El hombre voltea y....

De pronto y de la nada me despierto en la madrugada. Mi celular vibra con insistencia. Me esfuerzo por voltearme al velador... con torpeza busco mi teléfono, casi lo he tirado al suelo.

Una llamada entrante de un número desconocido. ¿Quién a esta ho...
Mi somnolencia no me permite operar correctamente el celular, mientras me acomodo entre mis almohadas intento presionar el botón de contestar, pero en lugar de eso, deslizo la pantalla y enciendo la cámara del celular... Para descubrir al hombre agachado en el rincón.

El celular ha dejado de vibrar y me quedo mirando al sujeto en la pantalla sin parpadear, el sueño se me ha quitado y trato de despegar la vista lentamente del teléfono... debo confirmar que en la esquina no existe nada.

En un horrible grito que me aturde, el hombre salta velozmente sobre mi abriendo sus fauces mientras sus dientes, todos ellos, crecen gigantes y puntiagudos.

De pronto y de la nada abro los ojos en la oscuridad de mi habitación. Mi pecho me aprieta, la respiración se me corta... por voluntad propia, no quiero llamar la atención de nada... o nadie.

Han pasado varios segundos y no escucho nada más que mi respiración. Y si me quedo lo suficientemente quieto, hasta parece que escucho mi sangre por las venas de mis oídos.

Ahora me río en mi cabeza... me divierte mi propio pánico. Pero más me divierte que el morbo y la curiosidad son más grandes y más fuertes que mi miedo.

De pronto y de la nada... En la oscuridad de mi habitación, extiendo mi mano hacia mi teléfono sobre el velador... solo quiero saber que hora es, solo quiero saber que horas es... solo quiero saber que hora es...

sábado, 21 de marzo de 2020

El leñador

Y caminé... caminé por horas... caminé cansado y harto... con mi cuchillo en mano.

La sangre en mis manos se había secado ya, pero su olor seguía impregnado en mi. Aún no podía creer lo que había hecho. Y ya no tengo lágrimas para llorar por lo que hice.

Lo que todavía tengo es el recuerdo de su rostro, su dulce rostro sin vida y su cabello castaño bañado en sangre. Y por alguna razón todos esos cuentos infantiles que le solían contar al dormir.


Casi un mes atrás caminamos por el bosque entrada la noche. En el pueblo nos advirtieron que no lo hiciéramos, que busquemos posada y nos quedemos. Pero... ¿qué le podría ocurrir a un leñador fuerte como yo?. ¿Quién se atrevería a meterse con mi pequeña Jéssica?.

La cargué en hombros como de costumbre, solo serían un par de horas de caminata a casa. No quería que se asustase por la oscuridad y... me dediqué a distraerla, señalando la luna llena en todo su esplendor. Brillaba gigante sobre nuestras cabezas.

- Mamá ve la misma luna que nosotros en este momento desde casa - le dije, para que pensara en su madre y no en la noche.

A su corta edad, estaba llena de cuentos de fantasía, desde los más inocentes y dulces, hasta los más terroríficos. De los que le contaba Carmen, su madre, todas las noches. Y de los que me reí más de una vez.

Entonces lo escuché; A lo lejos un hombre quejarse... cómo si algo lo aquejara profundamente en sus huesos.

Bajé a Jéssica de mis hombros y la puse detrás de mi. Y ella asustada, se aferró de mi pierna, escuchando los gemidos del hombre. Gemidos que más bien eran gritos de dolor.

Avanzamos lentamente, tratando de no hacer ruido. Hasta que lo vimos salir detrás de un árbol grande, cayó al suelo retorciéndose y rasgando sus ropas.

Jéssica se cubrió detrás de mi y dejé de avanzar.

Fijé bien mi mirada en el hombre que se retorcía en el suelo. Era Matías, el joven ayudante del carpintero del centro. Decían que se había perdido hacía semanas, pero... no lucía herido, no hambriento, solo desaliñado.

Estaba yo analizando al muchacho a la distancia, cuando escuché sus huesos crujir, romperse con fuerza. Noté que sus uñas eran grandes y puntiagudas, como las de los perros. Pasó de rasgar sus ropas a rasgar su piel.

Yo estaba petrificado al ver esa horrible escena suceder ante mis ojos, bajo su piel había sangre y pelo, como la de un oso.

Tan concentrado me hallaba yo, que en un instante, lo que una vez fue Matías, saltó sobre mi tirándome al suelo. Escuché a Jéssica gritar con la caída.

Por reflejo había agarrado al muchacho por la cara. Pero la luz de la luna me dejó ver que estaba peleando con un animal, de grandes colmillos y garras. No más grande que yo, pero igual de fuerte. En un breve vistazo, noté a Jéssica llorando a un lado del camino mientras gritaba por su papá.

Esa bestia estaba por morderme el rostro, hasta que clavé mi cuchillo de plata en su corazón. Y la tiré muerta a un costado.

Me arrastré rápidamente hasta Jéssica y la consolé abrazándola, hasta que su llanto se detuvo. La cargué en mis brazos y me levanté para seguir mi camino sin mirar atrás, agradecido por el regalo de bodas de mi suegro.

Al llegar a casa, en cuanto le conté a Carmen la historia, se volvió loca. Me inspeccionó por todos lados y luego bañó a la niña en agua tibia. No entendía nada de lo que sucedía.

Los días pasaron tranquilos, explique a las autoridades lo sucedido y me contaron que Matías llevaba tiempo actuando extraño, antes de desaparecer. Mi hija parecía no recordar lo sucedido, pues seguía igual de alegre y cargada de energía. Por no decir intensa. Por otro lado Carmen no era la misma, prestaba más atención de lo normal a Jéssica, la consentía en todo y la mimaba por todo. Pero lloraba en silencio a escondidas y se había tornado triste.

Al cabo de unas semanas, salí temprano del centro. Serían las siete de la noche más o menos y la luna ya había salido a iluminar mi camino a casa. El día había sido pésimo, así que apresuré el paso para comer con mi esposa e hija. Pero... en lugar de escuchar risas en casa, escuché gritos.

Solté mis cosas y sacando el cuchillo de plata corrí a la casa. Abrí la puerta y busqué por todos lados al que se atrevió a entrar a mi hogar.

La mesa estaba por ser servida... Y una bestia sobre ella amenazaba con saltar sobre Carmen, quien lloraba indefensa.

En cuanto Carmen me vio, me soltó una mirada de piedad y luego una pequeña sonrisa que se apagó, cuando la bestia saltó a su cuello y se lo arrancó, sin darme tiempo a reaccionar.

Invadido de ira, arremetí contra la bestia, apuñalándola una y otra vez, la escuché chillar y gruñir intentando atacarme, hasta que cayó junto a Carmen. En cuanto entré en razón, me detuve y me agaché a tomar a mi esposa del suelo. Aún asustado llamé a gritos a Jéssica, temiendo que la bestia la pudiese haber lastimado también... pero al voltear, noté como el animal se encogía, su pelo se le caía y su piel se le tornaba suave...

Mi Jéssica...

domingo, 15 de marzo de 2020

PARPADEO

Basados en una habilidad de un videojuego, varios científicos desarrollaron un sistema, que permitió a un sujeto de pruebas atravesar paredes, desapareciendo y apareciendo en un parpadeo detrás del objetivo.

Inicialmente parecía que el objeto solo podía aparecer y desaparecer lapsos cortos de tiempo dentro del contenedor. Pero al instalarlo en una bola de hamster, se descubrió que el sujeto avanza durante un breve lapso de tiempo, en una realidad paralela a la nuestra en la que no existen los obstáculos como los conocemos. Así es cómo aparecían del otro lado.

La cantidad de energía que se requería para este “parpadeo” era absurda. Apenas si lograban hacerlo una fracción de segundo y con un sujeto en la jaula (la bola de hamster). Por lo tanto el proyecto se dirigió a estudios para su optimización de energía.

Paralelamente al otro lado del continente, la investigación de nuevas baterías estaba quedando obsoleta y el financiamiento estaba por suspenderse. Pero el pequeño grupo de jóvenes entusiastas pensó. No sería necesario llevar baterías, si se lograba mover la energía almacenada de manera inalámbrica a un consumidor. Basado en los experimentos iniciales de Tesla, buscaron la manera de optimizar la cantidad de energía desperdiciada, trabajando con los principios de la cuántica. Y con los últimos recursos y esfuerzo, al equipo le tomó casi cuatro años lograrlo. El primer transportador de energía. Obviamente era un aparato antiestético y algo pesado. Pero la energía se podía almacenar en cualquier parte del mundo y el consumidor podría hacer uso de ella para cargar el peso del equipo.

El joven grupo de científicos pensó, en los grandes avances e impacto que podrían lograr en la sociedad y medio ambiente. Pero los inversionistas, quienes querían recuperar su dinero, destinaron el equipo para uso militar.

¿Recuerdan la el parpadeo?
Se canceló la investigación, para la optimización de energía y se les encargó convertir el contenedor en un traje táctico militar, al que le instalarían el QEP (Quantum Energy Positioner). Lo cual no fue problema para el personal. ¿Qué tan difícil puede ser convertir una bola de hamster en un traje militar?
Durante las fases de prueba se lanzó varios robots en el parpadeo, ninguno tuvo dificultades para moverse. Pero la inevitable interrogante llegó a la mente de los científicos. ¿Qué hay en esa otra realidad y por qué las cámaras de los robots no pueden verlas?. Para el ejercito, era una cuestión irrelevante.

Los ingenieros de la fuerzas armadas, dedujeron que si la movilidad del portador, determina cuanto puede avanzar el sujeto durante el parpadeo. La solución era darle mayor velocidad al portador.

El año siguiente el ejercito llamó a un concurso a los principales desarrolladores de aeronaves, para que elaborasen un nuevo modelo de avión de combate, que pueda dar un pequeño impulso de varios segundos, obvio sin informarles del parpadeo. La sorpresa fue grande, cuando una ingeniera en aeronáutica y ex-piloto de combate, se atrevió a entregar un modelo innovador. Un traje de combate personal.

A pesar de las burlas de los CEOs de los compañías aeronáuticas, la muchacha ganó la licitación. Varios factores jugaron a su favor: Convenientemente el parpadeo ya había sido instalado en un traje, estratégicamente un ejercito de infantería aérea sería más difícil de detectar y por sobre todo, habrían menos personas involucradas en el desarrollo.

Al cabo de dos años, los resultados fueron mejores de lo esperado. Pilotos de élite atacaban por sorpresa durante el día y durante la noche. Los rumores de “Ironmans” con alas, que solo aparecen en un parpadeo frente a sus enemigos, se regó por todo el mundo. Hasta que el desastre ocurrió.

Una vez que esta guerra de medio oriente terminó(digo está, porque seguro habrían más). El ejército de USA estaba dispuesto a dar un homenaje a sus héroes y presentar su nueva arma secreta al mundo. El arma que les dio la victoria. Pero nadie iba a hablar de los héroes caídos, no serían más que una lápida y un homenaje.

Un informe se escondió, encriptó y se mandó a investigar en secreto. Este decía que durante el combate, varios soldados, 6 para ser específicos, habían sido heridos. Pero el problema no era ese, sino que habían comprometido la integridad de la jaula.

Todos los soldados que habían sido heridos durante el combate, intentaron regresar a casa haciendo uso del parpadeo. Para esto se utilizaba el potenciador de velocidad que se le había pedido a la joven ingeniera.

Los científicos del parpadeo creían imposible que el salto se haga con la jaula dañada. Pero descubrieron que los hamsters no hacían el salto con la jaula semi abierta ni dañada, no porque no pudieran, sino porque no quisieron. Mientras que los robots no ejecutaban el parpadeo por protocolo. Ahora en la mente de todos los implicados existía una gran duda.
¿Dónde están esos seis soldados que desaparecieron?

Yo se que todos están muertos. Muertos de la misma manera que yo estoy viva. Cuando re programamos el sistema para poder hacer el parpadeo con nuestros trajes rotos, quedamos suspendidos en un plano en el que podíamos ver sin abrir los ojos, escuchar sin usar los oídos y sentirlo todo sin usar nuestros sentidos. Puedo percibir el tiempo y el espacio atravesar mi existencia.

He resuelto tantas ecuaciones y problemas en mi vida… Ahora debo resolver cómo volver a casa.